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Itinerario

Jesús González de la Torre comienza su carrera artística influido por las tierras de Segovia y Ronda, que marcan su obra. El poeta Luis Felipe Vivanco en el prólogo a su primera exposición en Madrid, se refiere a ese punto de partida. Azorín le dedica un pequeño texto. Años más tarde Luis Javier Moreno escribe el poema Segovia Pintada por Jesús G. de la Torre.

El expresionismo acompañado de rica materia convierte sus paisajes en cósmicos; paisajes en los que, poco a poco, los cementerios de coches toman protagonismo.

Las plazas de toros vacías se asoman a sus telas. Rafael Soto Vergés escribe: "El nacimiento de la ciudad cósmica de Ronda", presenta algunas soluciones o cuando menos ........ una figuración paisajística actual (...).

A finales de los años 60 del pasado siglo la mirada se eleva al espacio; unas veces vacío - vacíos abismales - y otras plagado de esferas. Los soportes esféricos, no frecuentes en aquellos años, serán distintivo de su obra. La primera esfera data de 1968.

Desde sus primeras obras, dedica atención al desierto. El poeta italiano Micchel Angelo Masciotta, con motivo de una muestra individual en Florencia, escribe: "il deserti di González de la (...)Es un caso admirable que el pensamiento de un pintor, expresado en signo y color, coincida con el pensamiento de un poeta, - Luis Cernuda - expresado en palabra y en sonido".

Mediados los años 70 el color se aclara y la materia se aligera; objetos transparentes, y geométricos, piedras y edificios centran su atención. Esta etapa coincide con su estancia en Nueva York. "Una ciudad erizada de rascacielos; una orilla pedregosa, un cementerio de coches: he aquí las visiones que nos ofrece González de la Torre. Hay algo de desasosegador, tal vez radica en el hecho de que estos espacios sin presencia humana nos están indicando que los habitantes ya han muerto", escribe José Hierro.

Algunos hablan de Pintura Metafísica. El poeta y crítico Manolo Conde será el primero en hacerlo; después, Carlos Oroza, Luis Martínez Drake y Javier Rubio que dice: "pintura metafísica lógica en un pintor que procede en no poca medida de Segovia y Ronda. Pintura distribuida en trípticos y bóvedas como pensada para un templo del siglo XXI".

La primera vez que aparece la palabra mística para hablar del pintor es en un texto de José Bergamín que escribe "Torero místico y pintor rondeño". Blanca Andreu le dedica el texto "Jesús G. de la Torre pintor providencial", "sus cuadros se dirían territorios extendidos más allá de las estrellas, de las constelaciones y lugares donde, como altares encendidos o lámparas habitan los principios adherentes, los cimientos del cielo: el centro místico" [Leer +].

Y Claudio Rodríguez en la última parte dice:

¿Y la esbelta salvación del cristal
en Jesús González de la Torre?
Algo errabundo, bíblico -éxodo de
Moisés - late en cada línea de soledad.
Algo como ancestral, como cuando la vida
la ciudad, la leyenda se hace historia o fábula.

La búsqueda de la luz, de la Luz primigenia; que se acrecienta por la amistad con la escritora María Zambrano, que le dedica: "Cielos Pintados" [Leer +]. año 1985 en Diario 16 y 1989 en "Algunos Lugares de la Pintura" (Espasa Calpe); y "Jesús González de la Torre en su Transparente pintar" en el año 1991, como prólogo al libro dedicado por el pintor a San Juan de la Cruz, y que se cierra con una carta-epílogo de Julio Cortázar; Antonio Colinas escribe el prólogo de la exposición itinerante por Castilla León. La aparición de una serie de muros acrecienta su lado místico. El poeta Luis Martínez Drake dedica un poema a esta serie.

La búsqueda de la Luz, le lleva a la esencialidad y al intento de armonizar de contrarios lo que la acerca al mundo místico donde la Nada es protagonista. Palabras de exhortación a la nada para Jesús González de la Torre, de José Ángel Valente es el título del artículo que prologa el catálogo de la exposición itinerante por Castilla y León. Intensifica su atención en otro tema muy querido: las estrellas y las constelaciones.

En el catálogo de su última muestra, celebrada en la Galería Claustro de Segovia, el poeta y escritor argentino Héctor Ciocchini, le dedica el poema "Ver" y escribe: "El orientalismo en la construcción de la estructura de sus pinturas muestra cerramientos como sagrarios, polípticos que, precisamente, al estar cerrados, sugieren un camino secreto y misterioso propio para la senda del iniciado o el místico que verá otra luz, otro paisaje, cuando llegue a abrirlos".

El crítico y poeta Enrique Andrés Ruiz dice: obra que no tiene nada que ver con sus amigos pintores al menos desde los año 70.